BLOG/PLATAFORMA COLECTIVA DE UNA OBRA (DORISDAY), DE LAS FUNCIONES Y DE LO QUE SIGUE DESPUÉS DE LAS FUNCIONES.

7/5/08

SOBRE LA DORIS LIGHT


Alguna vez Euge habló de luz en elblogdedorisday. // Gracias a David que se acordó //
Ahora va este texto de Claudio Del Bianco, del equipo de luz de Dorisday - escrito en estos días -.
El fotomontaje también es de Claudio.
Doris tiene luz propia. Doris Day / Luz día. Doris sonríe, pues la luz la ilumina. La luz ilumina, pues Doris sonrie. La luz de un nuevo día. A new Day. Está 'saliendo' Doris. Y resplandece. Cada luz que recae en su rostro la proyecta hacia un nuevo amanecer y es primavera en su interior. Amanece, pues ella amanece. Como un sol, como una luna, como un recuerdo, como un futuro prometedor. Doris definitivamente no es hoy: es un ayer o un mañana. Igual que su luz. Ella es 'completa'. Nunca es mediodía. Nunca es media-Doris. Aunque prefiere el saliente o poniente. Ella no sabe que significa la palabra 'cenital'. Es una luz que enciende o que apaga (mejor dicho: encendiendo o apagando). Doris es un recuerdo que amanece. Doris es futuro que no huele a metal, sino a hierba, a madera. La calidez va invadiendo su territorio como la luz del sol con el cuerpo de la tierra, áspero y rugoso. Como una plancha que, a su paso, va renovando una camisa. Doris es niña o anciana. No entenderá jamás que es ser adulta. Ni tiene la mas mínima intención de averiguarlo. Pues hoy ella es adulta, pero su mirada siempre va hacia el frente, al horizonte, a esa luz que se enciende o se apaga. Igual que su propia llama. De la misma forma que su mundo interior (en realidad sus mundos, pues nunca desaparecen). Doris no es dueña de sí misma. Solo gobierna sus mundos interiores, aunque de esto parece no haberse dado cuenta. A pesar de esto, Doris Day es frontal. Así es su luz. Detona por sus ojos hacia esa luz de horizonte, pasada o futura, que se refleja en su mente como un espejo móvil hacia toda el alma. Y allí resplandece. Y allí se transforma (amanece o atardece). Deja su hoy, arrastrada por la luz hacia el ayer, hacia el mañana. Y puede ver.. Todo es claro y cálido.. Hasta que el creciente resplandor llega a enceguecerla.. y parpadea. Hoy parpadea. El atardecer llega a su fin, y su alma proyectada se apaga, inconclusa. El brillo extremo o la lúgubre oscuridad la separan -nuevamente- de sus sueños, devolviéndola al estado 'actual': el real. Vuelve a encontrarse adulta, indefensa, desilusionada... Hasta que vuelve a mirar al frente. Y sonríe.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Guau! Claudio!! Qué lindo!
Ana V

Comadritas dijo...

Mirá qué iluminado nuestro iluminador!!! Muy lùcido los suyo, brillante.
Biff

Anónimo dijo...

soy parte del elenco, muchos meses desp lo leo y me sorprende, lo q habia escrito claudio, me sorprendo esa es la palabra, gracias x el tiempo, gracias.